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dilluns, 23 de desembre del 2013

THE BICYCLE: agonía y resurrección de una bici abandonada

Un corto de Chris McCoy & Adam Neustadter. Texto: YOROKOBU

Las bicicletas también tienen emociones. Sufren cuando ven cómo sus dueños las relegan al trastero. The Bicycle es una entrañable historia que cuenta lo que pasa cuando tu propietario llega a casa un día con un velocípedo nuevo.

Relegado a la indigencia, el protagonista de la historia (la bici) vive una experiencia transcendental que lo obliga a reflexionar sobre el sentido de la vida.

The Copenhagen Wheel, bicicleta híbrida con asistencia eléctrica al pedaleo

Presentada en la Climate Change Conference 2009, celebrada en Coopenague -de donde recibe su nombre- parece ser que se va a comercializar en España, por fin, el próximo año. Una buena alternativa a la bicicleta eléctrica y a la dinámica convencional. La recarga de sus baterias no precisa de corriente eléctrica, procede del movimiento del/de la usuaria y su tecnología permite un gran número de prestaciones adicionales de gran utilidad, convirtiendo tu bicicleta común en una bicicleta inteligente.

No te pierdas el artículo de Nacho Palou que reproducimos a continuación y que fue publicado en #INNOVA en el año 2011

La administradora del blog

The Copenhagen Wheel es un desarrollo del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) que se presentó como GreenWheel a principios de 2009. Consiste en una rueda de bicicleta que incorpora en la llanta, en el lugar ocupado por el piñón, un plato que contiene un motor eléctrico, una batería y un generador eléctrico. Por supuesto, también cuenta con un piñón y una cadena de bicicleta común.


La función del conjunto es recuperar parte de la energía procedente del movimiento para convertirla en electricidad que se almacena en las baterías. En este caso, la electricidad se obtiene principalmente de la energía liberada al frenar o al retener para descender una pendiente. De este modo, cuando es necesario un impulso extra –por ejemplo, al enfrentarse a una pendiente– el motor eléctrico entra en funcionamiento, reduciendo la necesidad de esfuerzo de pedaleo por parte del ciclista.

La electrónica incorporada en el plato es la que se encarga de detectar cuándo se está frenando (al pedalear hacia atrás) o cuando es necesario suministrar potencia eléctrica, en función de la fuerza ejercida sobre el pedal.  

El objetivo del proyecto The Copenhagen Wheel es hacer más atractivo el uso de la bicicleta, especialmente en entornos urbanos, donde su uso puede reducir significativamente la congestión de tráfico y la emisión de gases contaminantes o considerados causantes del efecto invernadero, como el CO2 originado por los vehículos de motor de combustión. El CO2 se produce por la quema de combustibles fósiles y, aunque no es nocivo, es considerado el principal causante del calentamiento global. 

Una de las grandes ventajas que tiene la rueda Copenhague –denominada así por la Cumbre de Copenhague en la que se debían establecer medidas políticas para combatir el calentamiento global y durante la cual fue presentada– es que precisamente hace que desplazarse en bicicleta sea más cómodo y requiera menos esfuerzo, aumentando además la autonomía del ciclista y eliminando el inconveniente que suponen los desniveles geográficos.

En la propia ciudad de Copenhague aspiran a que la mitad de la población utilice la bicicleta para ir al colegio o al trabajo de forma habitual, objetivo al que puede contribuir sin duda el invento al esta ciudad da nombre.

Pero la rueda Copenhague va más allá y forma parte, en palabras de Assaf Biderman, uno de los desarrolladores del proyecto, “de una tendencia más general: dotar de cierta inteligencia a los dispositivos que utilizamos habitualmente para lograr que nos hagan más fácil el día a día.”




En su configuración por defecto The Copenhagen Wheel dispone de una caja de cambios de tres velocidades, un sensor de par y una serie de baterías, además de los sensores mencionados y un módulo para comunicaciones inalámbricas por 3G y Bluetooth. Sin embargo, está diseñada para poder ser configurada según las necesidades de los usuarios. Por ejemplo, es posible añadir más baterías para obtener más impulso o añadir más sensores si se desea explotar aún más esa posibilidad.

Análisis del entorno e interacción
El mecanismo del MIT dispone de una serie de sensores que mide parámetros como la temperatura, humedad, la calidad del aire (concentración de monóxido de carbono y óxido de nitrógeno), la contaminación acústica o la velocidad y dirección de desplazamiento.

A través de un teléfono inteligente o smartphone, como un iPhone, con una aplicación específica, el ciclista puede interactuar con el mecanismo de propulsión y acceder a todas las mediciones registradas por la rueda, además de recibir datos relativos al recorrido realizado, velocidad y tiempos de desplazamiento, condiciones del suelo y del aire o el estado del tráfico en el entorno cercano.

Todos los datos recopilados durante el recorrido se puede compartir con otros usuarios, o de forma anónima con un sistema que define y presenta con precisión el estado de la ciudad a efectos de circular por ella en bicicleta.


 

Desde la página The Copenhagen Wheel: Data Interface se puede acceder a una aplicación online que ofrece datos en tiempo real enviados por los sensores de las bicicletas en circulación. De este modo se generan mapas de datos con información útil para circular: niveles de ruido, de gases nocivos procedentes de los vehículos a motor –como son el monóxido de carbono (CO) y el óxido de nitrógeno (NOx)–, así como valores de temperatura y de humedad.

Los datos ofrecidos pueden corresponder a mediciones en tiempo real o a un histórico por horas o por días; además es posible ver sólo los datos obtenidos por la bicicleta propia, por las de aquellos usuarios marcados como “amigos” (normalmente conocido en el mundo real) o datos de la ciudad en general, que se obtienen de aquellos enviados pública y anónimamente por diversos usuarios.

La opción de “donar” estos datos públicamente resulta en un beneficio para todos los usuarios, ya que cuantos más usuarios envíen estos datos más precisamente se puede conocer el estado del entorno y cuál es el impacto que tiene el transporte a efectos de congestión, ruido, temperatura y emisiones. Este tipo de información puede ser útil para todo aquel que desea circular en bicicleta, y puede ayudar al desarrollo futuro de las ciudades y su política de transportes.


Desde el teléfono también es posible acceder a rutas preestablecidas desde un ordenador, hacer un seguimiento del ejercicio físico realizado al circular en bicicleta o conocer la posición de amigos que también utilicen la rueda de Copenhague.

Vía Bluetooth, desde el móvil, se pueden ajustar parámetros de la rueda: cambiar de velocidad de marcha, establecer el nivel de asistencia proporcionado por el motor eléctrico y bloquear o desbloquear el mecanismo a modo de bloqueo antirrobo, que además envía un SMS al propietario cuando detecta que la bicicleta intenta ser movida estando bloqueada.

Fuente fotografía: http://www.digitaltrends.com/cool-tech/superpedestrian-finally-accepting-pre-orders-revolutionary-copenhagen-wheel/#/1

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