Artículo de David García publicado en YOROKOBU
A pesar de que la pinta de Hal Ruzal es la de un tipo que sí, que podría
guindarte la bici en cualquier momento, lo cierto es que juzgar a las
personas por su apariencia es algo propio de personas como Alfonso Rojo o
Kim Jong-Un. No lo hagas. Lo que hace Hal Ruzal
es examinar las bicicletas aparcadas en la calle para poner nota a la
seguridad con la que se han dejado atadas. No dejes tu bici de cualquier
manera o harás llorar a los hijos de Perico Delgado, aunque ni siquiera
sepa si tiene.
Los consejos básicos son muy simples. No dejes tu bici enganchada a
estructuras susceptibles de ser retiradas, como por ejemplo andamios.
Ata el cuadro. Ata las ruedas. Ata el sillín y no utilices cierres
rápidos para unir ninguna pieza del la bici al cuadro.
Mírate al espejo y repite conmigo: «No soy gilipollas». Porque no lo
eres. Los gilipollas usan cadenas y candados de baja calidad solo por
ahorrarse unos euros. Y tú no eres gilipollas, ¿verdad? (Yo sí, pero no
por eso).
Para saber con más precisión cómo dejar tu bici en la calle sin peligro de que los cacos la vendan en la Cañada Real, la web Valencia en Bici hizo hace tiempo una guía muy completa.
Si además de no ser gilipollas eres un tío o una tía con corazón, lo que puedes hacer es lo que propone En bici por Madrid, imprimir estos consejos y dejarlos pegados en las bicis que han sido aparcadas con medidas de seguridad deficientes.
Vía Treehugger.
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